La puerta se abrio levemente, y la campanilla sono bastante. Eso era cotidiano asi que no me preocupe. Hacia varias noches que rezaba por escuchar ese ruido, habia varias cuentas que pagar, una heladera por llenar... y como de costumbre mis bolsillos estaban vacios.
Desde mi despacho pude oir los pasos, eran firmes pisadas y sonaban como zapatos de taco...
Le dije que pasara yo mismo, habia tenido que hechar a mi secretaria hacia un par de dias porque no tenia con que pagarle. Supongo que ya llegaria el tiempo donde pudiera tener mi propia y hermosa secretaria.
Y asi fue como me encontro ella, desparramado en mi vieja butaca de cuero, tirando naipes sobre mi sombrero. El decimo cigarrillo llenaba la habitacion de humo.
O... para ser sinceros asi me hubiese gustado que me encontrase ella. La vi y quede estupefacto. No entendia como una señorita como ella, de su clase, habia terminado en mi viejo y roido despacho. Seguramente algo la apremiaba.
Me miro, me hipnotizo con sus ojos azul hielo. Avanzo unos pasos y se sento como seda en movimiento sobre la silla frente a la mia. Prendio un largo y fino cigarrillo.... y asi empezo todo. Me dijo que se llamaba Clara, no quizo mencionar su apellido, ni se lo pregunte. La mire intrigado mientras aspiraba el cigarrillo. Aproveche su pausa mientras pensaba, me pare y saque un escoces, dos vasos y los servi con hielo. Se acerco para tomar su vaso y comenzo su relato.
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