domingo, 8 de julio de 2012

Más uno.

Arriba merodeaba,
con gusto se paseaba,
con aire petulante,
recorriendo los estantes
y mirando hacia abajo.

Abajo ellos merendaban,
con ganas masticaban sus tostadas,
sin saber quién arriba deambulaba.
con paciencia inusitada

De un salto cayó a la mesa,
sin provocar un sonido,
más que el grito de pavor
que emitieron los comensales al notar que,
entre la pava de té
y la mermelada
un gato los miraba
con desdén.

Sin inmutarse,
se relamió la pata,
bajo de la mesa y
se sentó en una silla chata.

Entonces, la salamandra sonrio. "invité a mi primo. Napoleon Homeless"