lunes, 29 de octubre de 2007

28 de octubre de 1107. Domingo a las 21:51

Esta mañana nos hemos reunido de nuevo en el hogar de mi Abuela, al lado del Asilo de Arkaham. El motivo es celebrar el cumpleaños de mi Padre, así que por más que me negara o buscara excusas estaba obligado a presentarme. Mis familiares, una vez reunidos, llegan a dedicar horas y horas a quejarse del ‘decadente gobierno actual’ y comentando halagos hipócritas entre ellos. Pasan el tiempo en ese oscuro y antiguo salón de reuniones , paseando entre las columnas y las volutas de humo de cigarrillo , vistiendo sus mejores trajes ya raídos, sacando a relucir sus viejos relojes y anillos de oro … Más de uno probablemente no coma por rehusarse a venderlos…
De nuevo, yo me veo sumergido en este acto de celebrar nuestra decadencia, nuestro aire de aristócrata rancio…. De nuevo las mismas anécdotas, los mismos juramentos anacrónicos y de nuevo el sentimiento de opalescencia, de asco y hastío.


Las horas pasan y yo me alejo melancólico y cansado, buscando el aire de la noche. Salgo por el patio trasero con una copa de vino, y veo recortando el cielo nocturno la ciclópea estructura del asilo. A escasos metros, dentro del instituto un grupo de internos deambula por la sala común, y no puedo dejar de notar las similitudes entre los dos grupos: se mantienen inmersos en un sueño, en una burbuja ajena a la realidad… desvariando, felices en su autocomplacencia y pereza…. Y de repente, sin mas, estallan en un éxtasis de odio y furia que no logro comprender.



Sinceramente quisiera ser extirpado de esta familia.


--------------------------aparte de esto------------------------------------------


Acá están las fotos de la casa de mi abuela (la real), la primer foto s del taller de carpinteria (luego subire mas si hacen falta), las demas del que alguna ves fue el cuarto de mi vieja... ahora acumula polvo (se puede ver el polvo que flota en la tercer foto, justo movi algo y salio todo) y cosas como la maquina de escribir que reclamo como mia...


domingo, 28 de octubre de 2007

Pensando nomas....

28 de octubre de 1107. Domingo a las 2 y 26 de la madrugada.

Cuantas veces he contado este relato, sinceramente ya no lo se, en un principio era una especie de desahogo, una forma de liberar el peso que cargo... ahora creo que es una cuestión de costumbre...u obsesión... en fin, llenen sus vasos y dispónganse a oír con atención.
Por aquellos años mi negocio iba bien, me dedicaba a importar artículos desde la india a través de distintas rutas marítimas, recuerdo también, que mi esposa e hijos aun me miraban con orgullo y cariño, su mirada tenia ese dejo de admiración y amor que lograban mantenerme en pie. La ciudad de Buenos Aires era tremendamente distinta a como la conocen ahora, se que solo pasaron 40 años... pero parecen centurias, el olor a verde, los caballos vigorosos a través de las calles, los señores de la alta alcurnia paseando por los teatros, los palacios en construcción... cosas que se han perdido.
Una noche, volvía yo de cerrar la cuenta del negocio, estaba feliz por un detalle pequeño, un cliente me había regalado una excelente botella de vino que me disponía a beber cuando llegara a casa. Caminaba silbando feliz por las calles que siempre recorría para llegar a mi casa, cuando al llegar a una esquina algo atrajo mi atención, una chica paso a mi lado y me golpeo levemente con la mano, tendría unos 15 años, y por su paso apresurado parecía escapar de algo. Pensé seguir sin darle importancia pero, al primer paso que di me llego, como un eco de su presencia, el perfume... e inevitablemente lo seguí, atraído por su sabor opiáceo.




Ella estaba de nuevo en su cuarto, sentada en una cama ennegrecida por la humedad, la misma humedad que poco a poco se había filtrado en las paredes y techos. De una antigua radio sonaba una canción del Gorrión de Paris.


Botellas y botellas de ajenjo, de vino, y de laudano la rodeaban, parecía guardarlas como un recordatorio de pasadas visiones, pasadas ilusiones, como agradeciendo el sueño y escapando a la realidad..... no se que mas... estoy bastante confuso, inventar cosas en este momento no me es fácil.... así que dejo que mis dedos recorran el teclado..
quisiera que me desarmaran músculo por músculo, y me los escurrieran para sacarle todo el ácido láctico, mi cuerpo se esta agarrotando cada vez que salgo de entrenar y se esta volviendo molesto. Quizás debería dormir un poco mas, quizás debería contar como fue que recordé el manuscrito que estaba en el bolsillo de mi campera que hizo retroceder mi memoria un par de días.

mh, a veces pienso cuanto me gustaría capturar una musa..... Enamorar una musa. O encontrar esa fuente de inspiración que me permitiese derramar ideas, y me permitiese saber como relatarlas...

Personajes típicos de poe, personas saturadas, asqueadas, hartas (Baudelaire) de la realidad... de su continuo quiebre entre el ideal y el real... entre un interior de posibilidades y un exterior que se esfuerza en extinguir esas posibilidades dejándolas como imaginaciones....


Probablemente necesite algo que me permita escribir mejor.... no se si experiencia, practica... o simplemente alcohol.
O estar melancólico que es lo que mas me llama la atención de Poe y Baudelaire.

De la melancolía , encontre esto, según Aldous Huxley.

Los cenobitas de la Tebaida se hallaban sometidos a los asaltos de muchos demonios.La mayor parte de esos espíritus malignos aparecía furtivamente a la llegada de la noche. Pero había uno, un enemigo de mortal sutileza, que se paseaba sin temor a la luz del día. Los santos del desierto lo llamaban daemon meridianus, pues su hora favorita de visita era bajo el sol ardiente. Yacía a la espera de que aquellos monjes que se hastiaran de trabajar bajo el calor opresivo, aprovechando un momento de flaqueza para forzar la entrada a sus corazones. Y una vez instalado dentro, ¡qué estragos cometía!, pues de repente a la pobre víctima el día le resultaba intolerablemente largo y la vida desoladoramente vacía. Iba a la puerta de su celda, miraba el sol en lo alto y se preguntaba si un nuevo Josué había detenido el astro a la mitad de su curso celeste. Regresaba entonces a la sombra y se preguntaba por qué razón él estaba metido en una celda y si la existencia tenía algún sentido. Volvía entonces a mirar el sol, hallándolo indiscutiblemente estacionario, mientras que la hora de la merienda común se le antojaba más remota que nunca. Volvía entonces a sus meditaciones para hundirse, entre el disgusto y la fatiga, en las negras profundidades de la desesperación y el consternado descreimiento. Cuando tal cosa ocurría el demonio sonreía y podía marcharse ya, a sabiendas de que había logrado una buena faena mañanera.
A lo largo de la Edad Media este demonio fue conocido con el nombre de acedia. Aunque los monjes seguían siendo sus víctimas predilectas, realizaba también buen número de conquistas entre los laicos. Junto con la gastrimargia, la fornicatio, la philargyria, la tristitia, la cenodoxia, la ira y la superbia, la acedia o taedium cordis era considerada como uno de los ocho vicios capitales que subyugan al hombre. Algunos desacertados psicólogos del mal suelen hablar de la acedia como si fuera la llana pereza. Mas la pereza es tan sólo una de las numerosas manifestaciones del vicio sutil y complicado que es la acedia. Al hablar de ella en el «Cuento del clérigo», Chaucer hace una descripción muy precisa de este catastrófico vicio del espíritu. «La acedia», nos dice, «hace al hombre aletargado, pensaroso y grave». Paraliza la voluntad humana, «retarda y pone inerte» al hombre cuando intenta actuar. De la acedia proceden el horror a comenzar cualquier acción de utilidad, y finalmente el desaliento o la desesperación. En su ruta hacia la desesperanza extrema, la acedia genera toda una cosecha de pecados menores, como la ociosidad, la morosidad, la lâchesse1, la frialdad, la falta de devoción y «el pecado de la aflicción mundana, llamado tristitia, que mata al hombre, como dice San Pablo». Los que han pecado por acedia encuentran su morada eterna en el quinto círculo del Infierno. Allí se les sumerge en la misma ciénaga negra con los coléricos, y sus lamentos y voces burbujean en la superficie:

Fitti nel limo dicon: «Tristi fummo
nell’aer dolce che dal sol s’allegra,
portando dentro accidioso fummo;

Or ci attristiam nella belletta negra».
Quest’inno si gorgoglian nella strozza,
chè dir nol posson con parola integra.2

La acedia no desapareció con los monasterios y la Edad Media. También el Renacimiento hubo de sometérsele. Podemos hallar una copiosa descripción de los síntomas de la acedia en la Anatomía de la melancolía de Burton. Los efectos de las maquinaciones del demonio del mediodía se conocen hoy como «los vapores»3 o el spleen. El cordial Matthew Green4, de la Oficina de Aduanas, dedicó al spleen los ochocientos versos octosílabos que son su apuesta por la inmortalidad. Para él se trata de una simple enfermedad que puede curarse con una dieta blanda:

¡Salve! Oh atole de agua,
gran potencia curativa
al alcance de los pobres
o también por medio de la risa, la lectura y la compañía de muchachas sencillas:

Madres y tías vigilantes,
frenen sus quejas impías
para formar la honradez,
no consagren tanto gasto,
tanto arte a desflorar
un corazón virginal

también al esquivar las pasiones partidistas, la bebida, a los disidentes, a los misioneros —especialmente a estos últimos, cuyas empresas el señor Green nunca suscribió:
Yo me burlo del spleen
y guardo bien mis dineros,
pues no los mando a arruinar
la inocencia de los indios

y también al evitar tanto los pleitos legales como el escribir poesía y el pensar acerca del futuro del propio patrimonio.
The Spleen fue publicado en la década de 1730. La acedia era por entonces, si no un pecado, por lo menos una enfermedad. Pero el cambio estaba ya a la puerta. Aquel «pecado de la aflicción mundana, llamado tristitia» se volvió una virtud literaria, una moda espiritual. Los apóstoles de la melancolía unieron al unísono sus débiles cornamusas, y los Hombres Sensibles se echaron a llorar. Vino entonces el siglo XIX y el romanticismo, y con ellos el triunfo del demonio del mediodía. La acedia en su forma más complicada y mortífera —una mezcla de hastío, tristeza y desesperación— era ahora motivo de inspiración de los mayores poetas y novelistas, cosa que sigue siendo a la fecha. Los románticos denominaron este horrible fenómeno como mal du siècle. El nombre era lo de menos; lo que nombraba seguía siendo lo mismo. El demonio del mediodía tuvo muchos motivos para sentirse satisfecho durante el siglo XIX pues, como dijo Baudelaire,

L’Ennui, fruit de la morne incuriosité
Prit les proportions de l’immortalité.5

Curioso fenómeno éste, el progreso de la acedia, que de ser un pecado mortal sujeto a condena eterna pasa a ser primero una enfermedad y luego una emoción esencialmente lírica, fructífera en la inspiración de gran parte de la literatura moderna más notable. El sentimiento de la futilidad universal, las sensaciones de aburrimiento y de desesperación, con el deseo complementario de hallarse «en algún lugar fuera de este mundo», o por lo menos fuera del lugar en el que uno está en ese preciso momento, han dado inspiración a la poesía y a la novela por más de un siglo. Habría sido inconcebible en tiempos de Matthew Green escribir un poema en serio sobre el hastío, mientras que en tiempos de Baudelaire, el hastío era un tema tan apropiado para la poesía lírica como podía serlo el amor; y la acedia subsiste aún entre nosotros como inspiración, como uno de los temas literarios más serios, intensos y profundos. ¿Qué significa esto? Si es evidente que el progreso de la acedia es un acontecimiento espiritul de considerable importancia, ¿cómo explicarlo?
El siglo XIX no inventó la acedia. El aburrimiento, el desánimo y la desesperación han existido siempre, y han sido padecidos con igual intensidad en el pasado que en la época actual. Pero algo ocurrió que hizo a estas emociones respetables y dignas de confesarse públicamente; ya no son pecaminosas ni se les considera meros síntomas de una enfermedad. Ese «algo» que ha ocurrido es simplemente la historia a partir de 1789. El fracaso de la Revolución Francesa y la aún más espectacular caída de Napoleón plantaron la acedia en el corazón de todos los jóvenes de la generación romántica —no sólo en Francia sino en toda Europa—, quienes creían devotamente en la libertad o cuya temprana juventud se intoxicó con la ideas de gloria y genio. Luego vino el progreso industrial con su pródiga multiplicación de inmundicias, miserias y riquezas mal habidas; la profanación de la naturaleza bajo la industria moderna bastó de por sí para apesadumbrar a muchas mentes sensibles. El descubrimiento de que la emancipación política, por la que tanto y tan obstinadamente se había luchado, resultaba ser simple fruslería y vanidad mientras que la servidumbre industrial se enseñoreaba, fue otra de las terribles desilusiones del siglo.
Causa más sutil del triunfo del hastío fue el desproporcionado crecimiento de las ciudades. Acostumbrados ya a la vida ferviente en esos contados centros de actividad, los hombres hallaron que la vida fuera de la urbe les resultaba intolerablemente insípida. Y al mismo tiempo se agotaban a tal grado por la agitación de la vida urbana que terminaban prendándose del monótono hastío de la provincia, de las islas exóticas e incluso de otros mundos —cualquier puerto de reposo era bueno. Y para coronar esta vasta estructura de fracasos y desilusiones, llegó la espantosa catástrofe de la Guerra del 14. Otras épocas han sido testigos de desastres y han padecido desilusiones; pero en ninguna otra centuria las desilusiones se sucedieron a tal velocidad y sin intervalo como en el siglo XX, por la simple razón de que nunca antes el cambio había sido tan rápido y profundo. El mal du siècle era un mal inevitable; de hecho, podemos presumir con cierto orgullo que tenemos derecho a nuestra acedia. Para nosotros no es un pecado o un padecimiento de hipocondriacos; es un estado mental que el destino nos ha impuesto.¨
Traducción de Jaime Moreno Villareal¨
Entonces de aca sale la idea de spleen:
La palabra spleen es de origen
Griego splēn. En Inglés denota al bazo.
En
Francés, spleen representa el estado de tristeza pensativa o melancolía. Fue popularizado por el poeta Charles-Pierre Baudelaire (1821-1867) pero había sido utilizado antes, en particular durante la literatura del Romanticismo, a inicios del Siglo XIX). La conexión entre spleen (el bazo) y la melancolía viene de la medicina griega y el concepto de los humores. Uno de los humores era la bilis negra segregada por el bazo y asociada con la melancolía… ..
Entonces falta spleen e ideal

mhhhhhhhhhhhh.... ¿existe el dios de la melancolia? seria re bajonero... se me ocurren varias atribuciones y varios profetas..





Foto del hospital del post anterior... asi me lo imaginaba.,.,.,.,.
asi me imagino un lugar excelente pa filmar.... en fin.

NOTA: el blog esta bizarro, y lo que escribi esta pero no se ve... para verlo (si acaso a alguien le interesa) hagan click con el mouse sobre el espacio y seleccionen el espacio (como cuando hacen cortar y pegar... ).
o quizas es el espiritu de Poe que se adueño de esto, dios quiera.

martes, 16 de octubre de 2007

Y continuo con mi humor (estudiar montaje hace mal...)

Se decía mucho de esa parte del hospital
Que estaba realmente en muy mal estado.
Que era un reino del oxido, de la humedad, de inmensas habitaciones vacías de paredes color ciénaga y de pasillos interminables que desembocan en sí mismos, en el mejor de los casos…. o allí donde uno sabe que no debería estar…… Una oda al horror vacui en algunos casos… O al más horrendo rococó en otros…
Prácticamente todo ahí estaba abandonado, dejado libre a la suerte, a la descomposición….
Todo estaba en el mismo lugar desde hacia 50 años, abandonado de repente, aun había fragmentos de vendas y elementos quirúrgicos encima de las camillas del quirófano... Como si la prisa los hubiera hecho dejar todo … Y el director seguía empecinado en dejarlo así.
Era poco frecuentada por cierto,
No era un lugar al que los internos les gustara ir, incluso el más entupido de esos subnormales tenia la inteligencia suficiente para apartarse de esas paredes……..

A ver.........




Buen..... chequeé los artistas estos de la lista.... de todos





de ahí me gustan varios, pero me quedo con estos:


Kafka y Poe, por que me laten...





De Kafka: su paranoia, sus personajes enajenados y alienados... como metidos a presión en un mundo que no entienden ni pueden modificar.....


De Poe: su ambiente romántico, la idea de la lucha del individuo con sus propios sentimientos... la idea o atmósfera de decadencia, además Poe me remite a Baudelaire....





mhhhhhhh me gusta muchos su pesimismo, su humor irónico, su forma lúgubre de ver el mundo llega a ser bastante onírica o surrealista....


cada vez que termine de leer algo suyo quede con un sentimiento de melancolía que me inundaba... el verano leí un cuento de él... creo que era ''En la colonia penitenciaria'' y quedé asombrado...





Por otro lado estuve buscando mucha información de William S. Burroughs... y me dejo muy intrigado, aun no llegue a conseguir nada de él, pero lo que encontré me parece excelente, sus ideas de que el lenguaje es un virus, sus formas de trabajo y composición (cortar y pegar fragmentos de textos y resignificarlos), su vinculación con Kerouac (del que tampoco leí nada, la puta madre), sus pretensiones e ideales.... no se...


quiero mas.... Burroughs (creo... la img la saque de alguna pagina...la vi y exclamé 'opa!')

Me acuerdo de lo que leí de Cioran... me acuerdo de él con mucha gracia, es tan pesimista que causa gracia.


por ejemplo citas que encontré de él:


'siento que soy libre, pero se que no lo soy'


o por ejemplo... leo esto, también de Cioran... y es parecido a mi forma de escribir .....


¿POR QUÉ ESTOY AQUÍ?


¿POR QUÉ NADIE ME AVISÓ?


¿POR QUÉ, PADRES, ME OBLIGASTEIS A NACER?


¿POR QUÉ A CADA PASO QUE DOY TENGO LA SENSACIÓN DE NO AVANZAR?


¿POR QUÉ PIENSO DEMASIADO?


¿POR QUÉ NO PUEDO ESTAR IDIOTIZADO COMO LA GRAN MAYORÍA? ¿


POR QUÉ?... ¿POR QUÉ?... ¿POR QUÉ?...





Y por otro lado me doy cuenta que caigo de nuevo en lo literario..... es como el terreno que mas conozco y al que más identificación siento......... no sé si esta bien o mal.. pero me deja pensando.... además, luego de Nublado dije buen, vamos a hacer algo alegre........ y a la hora de elegir, o de sentir mejor dicho... alegre un cuerno... simplemente no me sale por ahora... caigo de nuevo en sentirme muy llamado por los autores melancólicos, depresivos, lúgubre, románticos, profundamente narcotizados, los poetas malditos......


jaja incluso este blog tiene ese aire... oscuro.....


no sé, me dejo pensando... sobre mis gustos, o mi forma de sentir


jaja en una introspección para variar.......
mhhhhhhhhhhhhhhhhhh......


sandman


joy division


depeche mode


the cure


radiohead








siouxies and the banshees....


poe.....


lovecraft


Baudelaire





creo que noto una similitud en mis gustos, una suerte de estética oscura y densa, que sin embargo a mi me causa cierta esperanza de alguna forma... como una purga quizás....una descarga de malaonda en un medio.... una suerte de masoquismo.......


dah qué sé yo........

buen... veré qué dicen mis compañeros de grupo.

Nublado.




























buen si.... me encapriche mal con radiohead............... que le voy a hacer......

domingo, 14 de octubre de 2007

De mis sueños.

Este es un sueño, que tuve hace ya casi un año.... y me impresiono tanto, me dio tanto miedo, que lo recuerdo imagen por imagen aun hasta hoy. Ni bien me desperte lo escribi, y como era muy reciente. habia plasmado el terror y la ansiedad de ese sueño. Desgraciadamente esa primera version tan exacta la perdi al formatear la pc... solo queda una reescritura mas limpia y ordenada que intente usar para la facu.... de ahi es este fragmento....


Desde la entrada del viejo invernadero, como una jaula de hierro oxidado, vidrio sucio y plantas de diversos lados del mundo que cubren desde los lados hasta el techo. Se abre la puerta chirriando y entran 2 figuras que se recortan oscuras y empapadas contra el cielo blanco y las líneas del techo y algunas hojas; se sacuden un poco y dejando un reguero de barro y agua comienzan a caminar. Van avanzando a través de estanterías y mesadas repletas de restos de flores Sofía y Victor. Ella lo conduce a él con paso firme, y el camina dejándose guiar entre los pasillos, como un perro con su correa, o un esclavo con su amo.
Victor deja caer su manto empapado y sigue caminando sin darle importancia.
Desde un pasillo adentro de la casa adornado con papel tapiz, se ve una escalera que sube en espiral hacia el segundo y tercer piso, una puerta a la izquierda con una pequeña mesa circular y una lámpara de kerosén y la continuación del pasillo hacia la derecha en la que asoma un cuadro de bordes redondeados. Todo tiene un ambiente levemente lúgubre, por la forma de las sombras, parecen un liquido denso que surge de los rincones y no termina de revelar al ojo todos los recovecos entre las puertas, el piso, la sombras de los adornos; más a medida que se sube y el techo es directamente una masa impenetrable de oscuridad del que penden las arañas y lámparas (cosa que se repite en el resto de la casa).
Victor y Sofía cruzan unas palabras en vos baja, aunque perfectamente audibles (¿), ella le pide que se de un baño, así se relajara, cambiara un poco su humor fúnebre y evitara enfermarse. Mientras que entra Marco por la puerta de la izquierda, suavemente y como si flotara, Victor va subiendo las escaleras y sumergiéndose en las sombras. Marco entra con una toalla en la cabeza y los anteojos en la mano, mira a Sofía por un instante, se acerca hacia ella y al tiempo que se pone los anteojos dice que espera que Victor pueda relajarse, termina por sonreír despreocupadamente y se marcha.
Ya ido marco Sofía empieza a subir las escaleras con un paso rápido y firme para alcanzar a Victor.
Desde el baño, se nota un cambio de ambiente, si el pasillo era tenue o apenas lúgubre, hay algo que no termina de cerrar. La habitación del baño constaba de dos divisiones, así que es muy amplia y sin embargo muy opresiva, había algo en el cuarto que lo hacia incómodo, enviciado. Las paredes eran verdes oscuras y, con algún tramado en papel tapiz muy intrincado, forman bandas que suben hasta donde no las puede seguir, con detalles en un ocre sucio y el techo era, nuevamente, oscuridad absoluta, el piso de mármol o de baldosas de mármol blanco resplandeciente.
Luego de esta entrada estaba la primer división del baño, donde se halla el inodoro, un esquinero con una jofaina de plata llena de agua clara y cristalina una mesada de mármol con el lavamanos y sus grifos de metal, peines y cepillos de baquelita y oro. Arriba de estos un radiante espejo con gran un marco labrado que parece duplicar la habitación. En conjunto pareciera que ciegan un poco por la forma en la que la luz se reflejaba, pero las paredes y el techo absorben toda la luz.
En seguida de la primera división, hay a una escalera con dos pasamanos, con pequeños escalones de madera suave y perfumada, luego arriba en medio de la oscuridad del techo estaba la bañera de mármol con patas de león y adornos de oro, era toda circular y incrustada en el piso, el agua adentro era limpia y cristalina.
Mientras se oye el ruido del agua correr en la bañera, la puerta se abre y entra Sofía, camina un par de pasos mientras con las manos en la espalda se va desatando poco a poco el corsé del vestido, cuando termina de sacárselo, lo deja caer, y se acerca al espejo donde empieza a peinarse. Se escucha la puerta cerrarse y aparece Victor dejando caer su saco, ambos se miran y Sofía sonríe para infundirle ánimos. Victor suspira, y acaba por sonreír quedamente acercándose de a poco a Sofía, cuando ellos están cerca Sofía sigue camino hacia la escalera, y a medida de que la chica se iba desvistiendo, subía la escalera, escalón tras escalón dejaba una prenda de ropa blanca. Al llegar al último se mete en la bañera y cuando su piel toma contacto con el agua, esta se pudre se va cambiando rápidamente su transparencia, como si una mancha de tinta se estuviese extendiendo, se estanca y toma olor a fango y el color oscuro de las paredes. Al notar esto, Victor se asusta y le dice que salga del agua subiendo de a poco los escalones.
De la bañera surge algo que era una especie de cubo de hierro remachado, conectado a un cuerpo flexible de metal, todo oxidado y sucio, y en el centro del cubo hay un ojo oval gigante, casi omnipotente y omnisciente, es desproporcionado al tamaño del baño, como si subiera y subiera sin final, a medida que sube las sombras se estiran, la luz se achica, Victor va llegando a la bañera al mismo tiempo grita a Sofía que salga y Sofía se queda mirando la mole que brota a su alrededor.

jueves, 11 de octubre de 2007

Poing

Solía ser recibido con una sonrisa, y estar acompañado un particular aroma a polvo, como dando cuenta de todos los lugares por donde había estado. Era como si la escencia o eco de cada lugar quedara acomodado en algún bolsillo o retazo mal cosido de ese gabán negro y pasado de moda.
Recuerdo que cuando nos visitaba, levantaba su sombrero a modo de saludo y nos miraba a traves de esos anteojos de medialuna que ni siquiera el aristócrata de mi abuelo se hubiera atrevido a usar. Colgaba el sombrero en un picaporte y, mientras marcaba el ritmo con su bastón, daba unos pasos hasta un viejo sillón de cuero que estaba en la esquina de la biblioteca junto a una pequeña mesa circular. Allí se sentaba, apagaba un par de luces que le parecian de más y con mucho placer, comenzaba a frotarse las manos llenas de motas de polvo. Nosotros lo mirabamos muertos de ansiedad... hasta que de repente se relamia sus labios secos; cambiaba su mirada, adquiriendo una mayor oscuridad y un tono cómplice que nos daba la sensación de que se nos iba a ser revelado un secreto que pocos conocían, y empezaba a tejer sus historias....





preludios y nocturnos