Hay un mendigo que camina siempre por la misma vereda. Buscando erosionar un poco mas las baldosas. Buscando encontrar el universo en un adoquín. Porque el adoquín que vio ayer, lo ve hoy y le encuentra una ligera diferencia. Esta ligera diferencia hace que flote. Hoy el adoquín flota por ahí, agarra Av. Corrientes y se va derechito para el centro.
Después salen los de la metropolitana a hablar de una nueva forma de protesta de Quebracho de mandar cascotazos teledirigidos, que se van acumulando frente a casa de gobierno. Pero no, son los adoquines que flotan por la mirada de un vago.
Porque lo que pasa, es que Ricardo Suarez es el linyera prodigioso: con su simple mirada provoca que las cosas que ve y les encuentra algo sospechoso....algo diferente al resto de las cosas, Pum... las mira y levantan vuelo.
Después a las bananas las mira un poco torvo, así como de reojo y les salen verrugas. Fue conocido el caso que afecto, en la década de los 90, a varias verdulerías de Llavallol que tuvieron que cerrar por epidemia de bananas verrugosas. Fue una época muy revirada para Ricardo Suarez, andaba medio mal con la que era su mujer en ese entonces, y sin querer... él jura que fue sin querer, empezó a mirar las cosas así de reojo. Iba a comprar un quilo de aceitunas, pasaba por la verduleria... y las bananas se ponían como locas.
Después paso que durante el otoño del 2002 un representante del Barcelona lo encontró a Suarez y fue testigo de sus prodigios. Sin pensarlo, se lo propuso y se lo llevo a Europa donde ha estado los ultimos 7 años teledirigiendo con su mente las pelotas en los partidos del Barça.
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