Cuando le preguntamos a la Salamandra si alguna vez se habia quemado la lengua nos miró con ternura. Nos tomó de la mano, nos llevó al living y se sentó en un cómodo sillón. Tomó un libro, y palmeándose la rodilla, nos sentó a upa. Entonces nos leyó "Caperucita Roja", "Peter Pan", y "Hansel y Gretel". Luego, a eso de las cuatro y media, cerró el libro y nos mandó a la cocina a tomar la leche con vainillas y tostadas.
En la cocina estaba el Tejón, concentrado leyendo a Tolstoi. Mientras comiamos las vainillas nos contó que se habia quemado varias veces la lengua, con los licuados de decotazepar y pizzas del Güerrin sobre todo, pero que mejor le preguntara al Zorro.
El Zorro se había quemado una vez la lengua por discutir con sus amigos. Estaba convencido de que el fuego, cuando estaba en ciertas tonalidades de azul, tenía sabor a arándanos. Sus amigos le dijeron "niennnnpedo", el zorro se ofendió porque no le creían y todos juntos salieron corriendo a la cocina.
Despegaron el horno de la pared, prendieron una hornalla, trajeron unas banquetas y se acomodaron como si fuera un anfiteatro alrededor del zorro y el horno. Llegó más gente, y atrás de ellos, los vendedores de pochoclo, de cerveza y de Coca Cola.
Como jurado estaban la Salamandra, debido a su doctorado en fuego y sus propiedades misticas; la Vecina de al Lado, por su profundo conocimiento en el arte culinario, particularmente en la elaboracion de tortas con arándanos; y finalmente, un Linyera que agarraron en la esquina, que oficiaba de juez neutral, objetivo y desinteresado.
Y así una vez aclarados los roles, el Zorro puso al máximo el fuego, lo olisqueó un poco como si catara un vino, sacó la lengua y le pego un lenguetazo furioso a la chapita de la hornalla.
A continuacion seleccionamos algunas frases que dijeron los jueces:
En la cocina estaba el Tejón, concentrado leyendo a Tolstoi. Mientras comiamos las vainillas nos contó que se habia quemado varias veces la lengua, con los licuados de decotazepar y pizzas del Güerrin sobre todo, pero que mejor le preguntara al Zorro.
El Zorro se había quemado una vez la lengua por discutir con sus amigos. Estaba convencido de que el fuego, cuando estaba en ciertas tonalidades de azul, tenía sabor a arándanos. Sus amigos le dijeron "niennnnpedo", el zorro se ofendió porque no le creían y todos juntos salieron corriendo a la cocina.
Despegaron el horno de la pared, prendieron una hornalla, trajeron unas banquetas y se acomodaron como si fuera un anfiteatro alrededor del zorro y el horno. Llegó más gente, y atrás de ellos, los vendedores de pochoclo, de cerveza y de Coca Cola.
Como jurado estaban la Salamandra, debido a su doctorado en fuego y sus propiedades misticas; la Vecina de al Lado, por su profundo conocimiento en el arte culinario, particularmente en la elaboracion de tortas con arándanos; y finalmente, un Linyera que agarraron en la esquina, que oficiaba de juez neutral, objetivo y desinteresado.
Y así una vez aclarados los roles, el Zorro puso al máximo el fuego, lo olisqueó un poco como si catara un vino, sacó la lengua y le pego un lenguetazo furioso a la chapita de la hornalla.
A continuacion seleccionamos algunas frases que dijeron los jueces:
- Según la Salamandra: "... un increible demostración de lo que puede ser un kamikaze hogareño..."
- Según la Vecina: "... corriendo al hospital del quemado para que le salvaran la jeta al inconciente éste. Decí que tenía a mano el matafuego que si no..."
- Según el Linyera: "... Nietzche mirando a Dionisio, era un poroto al lado de esto".