Un zorro fuma pipas los jueves. Solo los jueves (si realmente quiere ser un zorro). Esta es una antigua y respetada ley desarrollada durante la presidencia de Hirigoyen que permite a esta raza diferenciarse de otras especies. La llamada “Ley Milton-Zarratea” establece que a lo largo de la semana los zorros tendrán un cronograma de distintas actividades, repartidas a diferentes horarios del día, a saber:
Jueves: 21.00 horas, pipa.
Viernes: 04.15 horas, programación en DOS.
Sábado: 17.00 horas, te.
Domingo: 11.13 horas, Terapia en Valdomero Robles.
Lunes: Libre
Martes: 12.58 horas, degustación de café.
Miércoles: 22.21 debate y rap.
Curiosamente esto planteó una ardua discusión en el congreso, durante un discurso de Alfonsina Storni en 1935. Según ella la ley era Inconstitucional, ya que atentaba y contradecía la “Ley Burruchaga-Bartoli”, que distingue a las salamandras de otras especies.
El encontronazo entre las dos leyes se daba entre el articulo 1ero de la “Ley Milton-Zarratea”, en donde se especifica la obligación de los zorros a fumar pipa; y el articulo 24 (inciso 12) de la ley Burruchaga-Bartoli que sostiene que las salamandras serian salamandras, si y solo si mantuvieran la capacidad de encender o apagar a voluntad, cualquier fuego o material ignífugo que tuviera al alcance de la vista.
Veamos de cerca el problema. Si un zorro y una salamandra, llegaran a encontrarse un jueves a las 21:00 horas, se produciria automáticamente una de dos posibilidades de riesgo:
La primera de ellas es que el zorro obligado a fumar, prende fuego su pipa. Si la salamandra se suma a esta ignición, ambas fuerzas se potencian provocando, en el peor de los casos, un incendio de la pipa del zorro. En este caso, el zorro no puede fumar su pipa en el periodo legislado y le será revocada su condición de zorro.
Existe otra posibilidad, con un grado mayor de riesgo. En esta segunda variable, ocurre que el zorro prende fuego su pipa pero la salamandra, manteniendo su otra obligación, lo apaga. Si esto sucede entraremos en una situación denominado “Paradoja de Galimberti”, según la cual, el zorro intenta prender un fuego que la salamandra apaga, que a su vez el zorro prende nuevamente y así hasta que ninguno pueda sostener la actitud que lo define como especie. El zorro no sera zorro y la salamandra no sera salamandra. Entonces ya no están obligados a ninguna conducta y decantan en la anarquía.
Deberán entonces ambos ser capturados por la fuerza publica y presentarse en la departamental de la municipalidad para que se le asigne otra especie que el juez de turno encuentre oportuna.
En la navidad de 1945, durante el brindis de nochebuena el general Juan Domingo Perón ordenó por arbitrariedad unánime, que el fuego de una pipa no seria fuego en tanto y en cuanto hubiera cerca una salamandra. Se finalizo de esta manera una larga época de conflictos y enfrentamientos entre zorros y salamandras.