miércoles, 14 de septiembre de 2011
Amanece
sábado, 3 de septiembre de 2011
James Bond.
“...5-4-3-2-1 PAM!!!..
Explotó y salió volando, pero por suerte en la explosión se le quedaron pedacitos de la cosa de metal pegadas en el culo y le funcionaban como flaps. A mitad de la parábola, la mitad descendiente, se dio cuenta de que si se tiraba un pedo podía timonear en el aire con estos flaps anales. Así pudo llegar sano y salvo a Timboctú. Así de grosso era James Bond...”
El Zorro apagó la tele y miró al Tejón. El Tejón miró a la Salamandra. Dormía... zarpado como dormía, zarpada forma de decir esta peli es un bodoque. La noche era una mierda, llovía que daba calambre. La peli era una mierda, y era la única que zafaba de las quedaban en la tele. El Zorro puteaba, la salamandra dormía... y el tejón... si, el Tejón se levantó. Seguro, contento y feliz. Esta era su noche. Apago la luz, fue a su cuarto, puso el sillón justito delante de la tele, aclaro su garganta. Se sentó y empezó a leer.
3 días, 28 horas, 12 minutos y 32 segundos después, el Tejón terminó de leer “La Guerra y la Paz”, estaba prácticamente ciego... pero se lo sabía de memoria así que no fue mucha complicación. Delante de él, la Salamandra durmió sin parar, salió sin secuelas, pero el Zorro.... bueno, el Zorro no quedó muy bien luego de esa experiencia. Ya no fue el mismo, Odiaba a la novela decimonónica, odiaba al Smirnoff, odiaba al Kremlin, Turgénev era un romantico simpatico así que no era romántico, Sharapoba le parecia horrible, y las TATU inescuchables. Odiaba a Tarkovsky por volado, odiaba el Sputnik, odiaba a Stanislavsky por racionalista.
Y quería de todo corazón ... a James Bond.